miércoles, 19 de marzo de 2014

LA CRISIS EN VENEZUELA Y LA POLÍTICA EN EL PERÚ


LA CRISIS EN VENEZUELA Y LA POLÍTICA EN EL PERU

En estos tiempos modernos las noticias vuelan por el internet y cada ser viviente y pensante tiene un rápido acceso a ellas. Lo que está pasando en Venezuela no se puede ocultar. La mayoría de los peruanos entienden que los venezolanos sufren en carne propia los horrores de una dictadura orquestada por Cuba, para perpetuarse en el poder gracias a la riqueza del subsuelo del país de Bolívar. La presente es una discusión puntual sobre un tema que demanda ideas claras y actitudes consecuentes con la verdad y la justicia.

En Cuba, todo comenzó por el tirano Batista y una vergonzosa política internacional de los Estados Unidos. La revolución de costumbre entronizó a Fidel en 1959, quien pronto abrazó el comunismo y naturalmente se convirtió en el engreído de Rusia. La isla adquirió salud y educación pero a costa de perder su libertad, hasta que sobrevino la crisis económica y política de la URSS en 1991, resultando en la disolución del gigante en 15 países independientes. Cuba se sumió en la pobreza más extrema con excepción, claro está, de una infame camarilla compuesta por los Castro, dirigentes sindicales y los infaltables guardianes uniformados de la revolución. Una década más tarde se les aparece un engendro salvador, militarote ignorante y demagogo que acababa de ocupar el poder en Venezuela. Admirador de Fidel, no tardó en recibir cátedra de éste, quien le instaba a "aprender a manejar la ignorancia de los pobres con un verbo encendido de autoridad y poder". Finalmente, en Octubre 2000, Castro y Chávez firmaron un "convenio integral de cooperación" mediante el cual Venezuela aportaba 53,000 barriles diarios de petróleo, a cambio de apoyo cubano en educación, salud, deporte, ciencia y tecnología. En 2005 la cuota subió a 90,000 barriles por día y esa cifra se mantiene hasta el presente. Tan pronto Castro y Chávez confabularon entre sí para satisfacer sus sueños de poder en Latinoamérica, Venezuela perdió su democracia. Luis Oliveros, economista y profesor universitario venezolano, afirma que entre 2004 y 2013, el gobierno le ha quitado a las gobernaciones 6,550 millones de dólares al año, subestimando el precio del petróleo en el presupuesto, es decir la friolera de 58,950 millones de dólares. El sátrapa bolivariano, con la complicidad de su miserable grupo, utilizó miles de millones para comprar un sector empobrecido de la población, al cual se unió el hampa del país. Como si ello no fuera suficiente, el loco enviaba dinero a Bolivia, Nicaragua, Ecuador, Argentina y hasta al Perú. Hoy, el 97% del ingreso de divisas en Venezuela proviene de PDVSA, su empresa petrolera. Hace un par de meses, se estimó que el país deberá pagar 40 mil millones de dólares a sus deudores entre 2014 y 2017. Mientras tanto, el Banco Central de Venezuela reportó que la inflación al 2013 alcanzó 50%, la tasa más alta del mundo.

Hace 200 años, el 12 de Febrero de 1814, los estudiantes venezolanos pusieron el pecho contra las fuerzas realistas, hasta lograr la victoria en Aragua. Desde 1947 se conmemora esa fecha como el Día de la Juventud. No es de extrañar, pues, que valientes estudiantes liderados por María Corina Machado y Leopoldo López, salieran a las calles de Caracas y muchas otras ciudades de Venezuela para protestar, precisamente en el Día de la Juventud del presente año, contra el gobierno dictatorial, corrupto e incapaz del heredero del chavismo, ungido presidente en Abril 2013 en medio de un escandaloso fraude electoral. Con todo derecho, el pueblo exigía la renuncia de Maduro y la expulsión de los cubanos del territorio nacional. La represión fue despiadada y las noticias llegaron a los rincones del planeta, con la muerte de más de treinta personas, 365 heridos, 1529 detenidos, 45 encarcelados (incluyendo a López) y un número impreciso de torturados. Este tipo de atropello a los derechos humanos fue ya genialmente denunciado por el gran escritor paraguayo Augusto Roa Bastos en su obra "Yo el Supremo", donde vívidamente describía la INJUSTICIA Y DUREZA  DEL DICTADOR.

La reacción internacional a la situación en Venezuela no se hizo esperar. Los países avanzados, amantes de la libertad, la democracia y el respeto a las leyes, se solidarizaron con la oposición no violenta, exhortando a los gobernantes a la moderación y al diálogo. Los dictadores de este mundo, incluyendo a aquellos locos peligrosos que detectan el poder en Irán y Corea del Norte, expresaron su apoyo a Maduro. En el ámbito regional, los países del espurio Unasur, comprados con los petrodólares del gran culpable de la actual crisis de la hermana Venezuela, vergonzosamente manifestaron su adhesión a la barbarie. En el Perú, 94% de los encuestados el pasado 9 de Marzo opinaron que no había democracia en Venezuela y 79% expresaron que la mejor solución al problema de Venezuela es que Maduro deje el poder y que se convoque a nuevas elecciones. Empero, el comprometido Humala declaró por la no injerencia y ni siquiera mencionó los alevosos atentados de esa gavilla de entre 600 y 1000 malhechores paramilitares chavistas, llamados "colectivos", comandados por militares cubanos alojados en el palacio presidencial de Miraflores. En el colmo de la indolencia, Salomón Lerner, ex primer ministro "nacionalista", ante el creciente número de estudiantes fallecidos por las protestas en Venezuela, declaró el mismo 9 de Marzo que "el Perú también tiene sus muertitos". Y los congresistas oficialistas bloquearon una nota de protesta por la brutal represión en Venezuela. Revisemos entonces el triste papel de los inquilinos de palacio.

Es bien sabido que Humala llegó al poder gracias a las torpes divisiones en la política nacional, una campaña rebalsando de petrodólares chavistas, el odio de un escritor que no vive en el Perú y la traición de un ex presidente que se subió al carro ganador con fines inconfesables. So pena de perder en segunda vuelta ante Keiko Fujimori, abdicó de su agresivo mensaje chavista para inventar una hoja de ruta y, llegado al poder, se deshizo de sus incómodos socios ultra izquierdistas y se enganchó en piloto automático mientras comenzaba sus "programas sociales", repartiendo dinero en lugar de procurar más puestos de trabajo. La consecuencia fue que la disminución de la pobreza prácticamente se detuvo. Por otro lado, la reforma de la educación iniciada por el gobierno anterior fue detenida, la de la salud nunca podrá alzar vuelo porque no se sabe en qué consiste, los proyectos mineros se paralizaron por la debilidad del gobierno en aplicar la ley, la inseguridad ciudadana se ha convertido en una lacra inmanejable, las inversiones se han retraído y hasta el crecimiento del PBI está entre 4 y 5%. Mientras tanto, la pareja presidencial ha convertido al gobierno en caudillista y anti institucional y andan de tumbo en tumbo. Su proyecto continuista inspirado en su maestro Chávez ha fracasado, a pesar de una oposición débil y pusilánime, gracias a que la opinión pública y la buena prensa han hecho sentir su rechazo. Ajenos a la realidad, los Humala, en cuanta ocasión se les ha presentado, no han tenido reparo en ensalzar al chavismo, siendo intolerable que lo hayan hecho en nombre del Perú, especialmente en visitas al exterior.

Hace una semana, ante la crisis institucional en el Perú, motivada por desaciertos del presidente y la intromisión de su esposa en asuntos de Estado que llevaron a la renuncia del Premier y la recomposición del gabinete, súbitamente, la oposición en el Congreso dio muestras de vida. Empero, días después, el PPC -adoptó una postura similar a la que tuvo ante la revocación de nuestra alcaldesa de Lima- al declararse "protectores de la institucionalidad" y se unieron al bloque de nacionalistas y toledistas para otorgar confianza al llamado "gabinete Nadine". Los inversionistas de la CONFIEP entienden, con su apoyo al gabinete, que ello es importante para el Perú. Causa desazón, por decir lo menos, que este tipo de actitudes no caigan bien en una población que hace tiempo reconoce que le faltó civismo para impedir este retroceso sufrido en el país y que puedan concluir que todavía hay peruanos importantes con doble discurso. Esto es lo que nutre a nuestra izquierda retrógrada. Los procesos electorales están a la vista. El capitalismo es importante para nuestra patria, pero los capitalistas deben tener conciencia social y ser líderes que prediquen con el ejemplo y no con mezquindades y oportunismos. El pueblo está buscando líderes honestos y valientes. Por eso luchan hoy los jóvenes venezolanos. Nuestra juventud debe estar alerta y competitiva para lograr el despegue definitivo.

 

Jorge Uceda

Miraflores, 19/3/2014